El presidente Felipe González junto a los ministros de Exteriores del Grupo Contadora
México, Colombia, Panamá y Venezuela conforman el Grupo Contadora, creado en 1983 como una iniciativa diplomática destinada a promover la paz en una Centroamérica marcada por los conflictos armados y tensiones políticas. Sus miembros actúan como mediadores en los conflictos que afectan especialmente a Nicaragua, El Salvador y Guatemala, donde las tensiones ideológicas fruto de la Guerra Fría se reflejan en alianzas y confrontaciones directas. Estados Unidos mantiene una política intervencionista, ante lo que el Grupo Contadora se propone impulsar una salida negociada que respetara la autodeterminación de la región centroamericana.
El surgimiento de Contadora marca un hito en la diplomacia latinoamericana, ya que es la primera vez que un bloque de países del sur continental asume un papel protagónico en la resolución de conflictos regionales sin tutela externa. Promueven el diálogo entre los gobiernos y las fuerzas insurgentes, exigen el cese del apoyo militar externo y diseñan propuestas que conduzcan a procesos de democratización. La reciente experiencia española de transición democrática y su renovado interés en fortalecer las relaciones con Latinoamérica la convierten en un aliado clave. Con la llegada de González a La Moncloa, brinda apoyo político y diplomático.
Posteriormente, España participa en la ampliación de esta iniciativa a través del Grupo de Apoyo, conformado por países europeos y latinoamericanos que respaldan las gestiones de Contadora. Su legado es fundamental; las acciones de Contadora preparan el terreno para el posterior proceso de Esquipulas y la firma de acuerdos, como el de Guatemala en 1996, que concluyen los conflictos armados. Su actuación en favor de la paz cambia el modo en el que Latinoamérica concibe su soberanía e independencia y su papel en el escenario internacional.

