Felipe González explica que la crisis económica argentina se debe a una falta de consenso político que afecta al país desde hace décadas
A lo largo de las últimas décadas del siglo XX, Argentina ha sufrido recurrentes crisis económicas caracterizadas por una hiperinflación persistente. Bajo el mandato de Carlos Menem se implementó una política económica que buscó frenar el fenómeno de la hiperinflación. Entre las medidas adoptadas destaca La Ley de Convertibilidad del Peso, que fijó el valor de la moneda argentina en un dólar estadounidense. Si bien la política económica de Menem logró reducir inicialmente la inflación y estabilizar la economía, también se produjo un incremento de la deuda externa y de la dependencia del crédito internacional. Cuando se produce la llegada de Fernando de la Rúa a la presidencia en 1999, Argentina se encontraba sumida en una deuda insostenible, lo que provocó una profunda recesión económica, agravada por una crisis social y política. La pérdida de confianza de los inversores favoreció la fuga de capitales del país.
El 4 de diciembre de 2001, Felipe González publicó un artículo en El País cuyo título parecía anticipar los eventos que se desencadenarían a partir del 21 de diciembre. La implementación de restricciones drásticas para frenar la fuga masiva de capitales y el colapso del sistema bancario, decretada por el gobierno de Fernando de la Rúa, dio inicio a lo que se conocería como la crisis del corralito.
El presidente González afirma en su artículo: “El problema, creo, no es económico, a pesar de la profundidad y gravedad de la crisis económica, social y financiera, acelerada drásticamente por los acontecimientos del 11 de septiembre. El problema es, como era -¿desde hace cuántas décadas?- político. Mejor dicho: político con mayúsculas. Y seguirá siéndolo hasta que se defina el espacio público compartido, la res-pública, como proyecto de todos para el siglo XXI, para encarar la era del conocimiento. El problema es de consenso básico, constitutivo, que decida que con ‘las cosas de comer’ no se juega.”

