Discurso de Carlos Menem, presidente de Argentina, en la I Cumbre Iberoamericana de 1991
La ciudad de Guadalajara, México, es el escenario de la I Cumbre Iberoamericana que se celebra los días 18 y 19 de julio y marca un hito en la construcción del espacio iberoamericano al comenzar el proceso de su institucionalización. Los líderes de los 21 países iberoamericanos se reúnen por primera vez en un foro común para debatir sobre su futuro, consolidando un espacio de diálogo político, económico y cultural para plantear una agenda común.
En su intervención, Carlos Menem, presidente de Argentina entre 1989 y 1999, hace un llamado a la integración regional y a la importancia de superar los obstáculos históricos que han limitado el desarrollo de América Latina. Propone que el espacio iberoamericano trascienda lo simbólico para convertirse en algo concreto y transformador: “Queremos llegar al año 2000 sin los resabios coloniales del siglo XIX, sin los riesgos nucleares, sin narcotráfico, sin naturaleza depredada, sin brecha escandalosa entre ricos y pobres. En definitiva, sin alienación de ninguna naturaleza. Con cooperación e integración”.
Subraya la necesidad de impulsar un proyecto basado en la cooperación económica, científica, militar y cultural para huir de una integración que reúna miseria y marginación y buscar una unidad productiva que eleve “la soberanía del desarrollo común”. Ante problemas de talante internacional como el narcotráfico y la degradación ecológica, señala que los discursos no son suficientes y que se debe asumir la responsabilidad colectiva de transformar la situación. Menem expone que la situación debe afrontarse sin complejos de inferioridad, “mirándonos en el espejo del mundo, pero sin perder de vista nuestra propia identidad”.

