Felipe González recibe en audiencia a los embajadores de España en Iberoamérica
La victoria del PSOE en las elecciones de 1982 supone un cambio significativo en la relación de España con América Latina. Establecen un enfoque basado en los valores democráticos, en los derechos humanos y el desarrollo. Iberoamérica y la integración en la Comunidad Europea son las prioridades de su política exterior, que responden a la tradición histórica y cultural compartida. El objetivo esencial de la nueva política exterior era evitar el paternalismo que caracteriza la política del pasado, y redefinirla bajo parámetros de cooperación y respeto mutuo.
Promueven la integración regional y se basan en los principios democráticos a la vez que rechazan la intervención militar o imposición externa en los asuntos internos de los países latinoamericanos. Uno de los ejes fundamentales de la nueva política exterior es el impulso a la Comunidad Iberoamericana de Naciones, que toma fuerza cuando se celebra la primera Cumbre Iberoamericana en 1991. Se busca consolidar un foro de diálogo y cooperación y reforzar la visión de una comunidad basada en la igualdad. En cuanto a la adhesión a la Comunidad Europea, contra todos los temores de que América Latina pasase a un segundo plano, España mantiene el equilibro de su compromiso. Desde la Comunidad, es interlocutora entre ambos continentes y aboga por políticas de cooperación que tienen en cuenta a Latinoamérica.
La crisis política y social de Centroamérica en los años 80 y 90 representa un foco de especial atención en el gobierno de González. Apoya las soluciones pacíficas y las negociaciones, y ofrece una visión alternativa a la política intervencionista de Reagan. La primera etapa de su gobierno mantiene una postura proactiva y comprometida que se adapta en función de los cambios en el escenario internacional y de las propias dinámicas internas. A través de la institucionalización de las cumbres y el impulso de una agenda común, España se proyecta como socio clave.

